Al estudiar un mito, o las fuentes clásicas que a él hacen referencia, es preciso olvidar por un momento todas nuestras teorías, todasnuestras ideas y todos nuestros prejuicios para procurar captar lascoordenadas mentales de los autores que han escrito esas fuentes obien la propia estructura del mito. Entre los aquí analizados hay quedistinguir dos grupos esencialmente diferentes: el de los mitoselaborados por los pueblos indígenas de la Península y el de los mitos que otros pueblos, sobre todo los griegos, elaboraron tomando comoobjeto o como lugar de referencia a esta unidad geográfica. Así, seestudian, entre otros, diversos mitos tartésicos, lusitanos ogalaicos, algunos de los cuales quizá vibran aún en el fondo denuestras más antiguas tradiciones.