Una de las notas dominantes del pensamiento contemporáneo es elretorno de lo religioso, eco de una realidad política caracterizadapor los avatares de una nueva guerra de religión. Parece que la «erasecular» hubiera dado paso a un periodo distinto en el que la acciónpolítica resulta ser una derivada directa del conflicto metafísico.Afrontar esta situación exige dilucidar los lazos que unen política yreligión en su peligrosa interdependencia en forma de violencia. Es lo que pretenden estas «indagaciones histórico-filosóficas», variaciones de la tesis atrevida que ve en la modernidad una serie demetamorfosis de la sacralización en vez de un proceso desecularización.
Con erudición, talento y algo de provocación, Simon Critchley emprende una múltiple lectura: desde las paradojas de la religión civil enRousseau, pasando por los retos políticos que plantea el retorno delmesianismo paulino en Heidegger, Taubes, Agamben y Badiou, o lasimplicaciones de lo político y el pecado original en Carl Schmitt yJohn Gray, hasta la tradición del anarquismo místico y su propiodebate con Slavoj ?i?ek sobre la resistencia y los límites de la noviolencia, para terminar, de la mano de Kierkegaard, con algunasreflexiones sobre la demanda infinita de una política del amor.