De vez en cuando, Stella compraba un billete de avión para dejar suvida atrás. Su casa era un lugar con demasiados recuerdos, y marcharse era la mejor distracción para ella.En cuanto llegaba a su destino,iba al bar del aeropuerto, pedía una copa y esperaba a que aparecierael tipo idóneo. Un hombre de negocios aburrido, un mochilero, un mozode equipajes que acabara de terminar su turno. Y, si le apetecía tener una aventura sin compromisos, era perfecto. En cada una de aquellasocasiones, esa aventura resultaba ser una emocionante huida de larealidad que le daba a la palabra «escala» un nuevo significado.Cuando un fin de semana conoció en Chicago al enigmático Matthew, seencontró con unas fuertes turbulencias. Matthew tenía algo que le dioa entender que ella no era la única que estaba huyendo del pasado. Laconexión fue explosiva y, por primera vez, a Stella no le bastó con un solo encuentro. Sin embargo, el hecho de volver y encontrarse a aquel hombre espectacular esperándola fue la parte más fácil. Enfrentarseal motivo por el que estaba allí era otra cuestión muy diferente?