Si la profesión docente tiene un fuerte componente moral, si exige uncompromiso activo y positivo con las nuevas generaciones, si ha decontricuir a la felicidad de los alumnos, si ha de mantener eloptimismo y la esperanza en el futuro de las nuevas generaciones y dela humanidad, no queda más remedio que admitir que el agente de estaactividad, el profesor, ha de sentirse partícipe de este proyecto y,en consecuencia, ha de vivir y transmitir una cierta forma defelicidad en su actividad docente. Y sólo puede sentirse feliz en sutrabajo si le gusta, si se siente satisfecho con él, si encuentrasentido a la educación de sus alumnos