Después de establecer, en 'La vida me sienta mal', el marco de lospilares del movimiento romántico mediante una original 'visita' a susprincipales autores, el autor se detiene en profundidad en el máximoexponente español, Leandro Fernández de Moratín, un románticobrillante que Santamaría redescubre contrastando su imagen pública,que es la que nos ha llegado a nosotros, y un pensamiento íntimo yradical plenamente equiparable al de los máximos exponentes delRomanticismo europeo.