OBRAS COMPLETAS

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$88.091
IVA incluido
Sujeto Disponibilidad de Proveedor
Editorial:
CATEDRA
Año de edición:
Temática
Poesia
ISBN:
978-84-376-2845-5
Páginas:
1632
Encuadernación:
Cartoné
Idioma:
Castellano
Peso:
1382
Dimensiones:
220x165
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La conocida novela de Somerset Maugham se abría con un proverbio deUpanishad Kathara: «Arduo hallarás andar por el agudo filo de lanavaja, / y penoso es, dicen los sabios, el camino de la salvación».Arduo es, podríamos decir sin ser sabios, el camino de la literatura,cuando se discurre siempre por el agudo filo de la navaja.ComoQuevedo, Gracián intentó exprimir todo el jugo al idioma, aunque nonecesariamente en la misma dirección. Barría fárrago y hojarasca enbeneficio de la bre­vedad, extraía la quinta y hasta la sexta esenciade las pala­bras acudiendo a la etimología, a la recreación, al artede la agudeza, apoyado con frecuencia en juegos de palabras, doblecesde sentido, retruécanos y equívocos. Pero desde Erasmo, aun pasado por Pérez de Chinchón, sabíamos que «no hay, en verdad, entre los hombres cosa más empecible que la lengua, ni cosa más saludable usando deella como conviene». Y Gracián, que se perdía por una agudeza biencolocada, se movió continuamente en el filo de la navaja. Tengo paramí que buena parte de la disparatada predicación que atacó sin piedadel P. Isla en su "Fray Gerundio" hunde sus raíces en esta orfebreríade la lengua, que es preciso manejar con sumo cuidado para nocortarse. Y así, cuando Gracián alaba aquellos versos de Girón,«agudísimo poeta valenciano», al llegar a la negación de san Pedro:«¿No había de cantar el gallo / viendo tan grande gallina?», ganas nos dan de pensar, como don Quijote de Sancho, que «todas o las más veces que quería hablar de oposición y a lo cortesano, acababa su razón con despeñarse del monte de su simplicidad al profundo de su ignorancia». Gracián, desde luego, siempre se libró y supo mantenerse en eldifícil equilibrio de los agudos filos de su lengua. Pero, como denuestros imitadores son nuestros defectos, los ignorantes predicadores que intentaron emular sus agudezas cayeron indefectiblemente «de laalta cumbre de su locura hasta el profundo abismo de su simplicidad».

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