Nadie más impertinente ni mordaz para hablar del amor que Groucho,«amante sarnoso», como él mismo se califica, no sólo por su obsesiónpor las mujeres, sino sobre todo por su desfachatez. No contento conrelatarnos algunas de sus aventuras galantes -condenadasinvariablemente al fracaso-, Groucho se lanza a una hilarante historia universal del amor, o mejor dicho del sexo, «esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza improvisó con el fin de mantenernos en pie y, de vez en cuando, acostados». Aunque estas memorias no revelen ningún gran escándalo erótico (por desgracia, pues, como él dice, le habríaasegurado las ventas) ni recetas infalibles para la conquista, siproporcionan al lector a cada página incontables ocasiones de partirse de risa. Ya trate de la vida de la farándula, de las fiestas depostín, o de algunas cuestiones capitales de la visión «marxista» dela vida, nada escapa a su verborreica causticidad.