Sin duda uno de los autores trascendentales para poder llegar aentender la filosofía contemporánea, Gilles Deleuze (1925) es, además, autor de libros como Foucault, El Anti-Edipo (con Félix Guattari), El pliegue y los dos volúmenes de sus estudios sobre cine, Laimagen-movimiento y La imagen-tiempo, todos ellos también publicadospor Paidós.
A través de treinta y cuatro series de paradojas articuladas encompleja trabazón, este libro, uno de los más importantes de su autor, se nos presenta como una especie de novela lógica y psicoanalítica en la que se intenta una constitución paradójica de una teoría delsentido, un pensar el sentido que no sería otra cosa que pensar elacontecimiento: ese morir que pasa y se hace muerte, esa muerte quehace presente el problema eterno del morir.
Podría decirse, entonces, que Deleuze no nos propone sino unejercicio, un uso posible de eso que llamamos pensar: un juego, si sequiere. Pero un juego que nos habla de eso que nos pone en juego, decómo nos jugamos eso que somos a través de lo que las cosas son. Undiscurso filosófico, en fin, con tal poder figurativo que sus páginasacaban albergando climas, músicas, paisajes, cuentos e historiascapaces no sólo de interesar a los especialistas sino incluso defascinar a cualquier tipo de lector.