La frontera lleva su nombre es el relato de cuatro generaciones demujeres valientes acostumbradas a sentir en silencio, a través deltiempo, los confines, el amor y la guerra. La gran novela de las«golondrinas». Un relato emocionante tejido con los hilos de unahistoria real silenciada. Desde finales del siglo XIX y hasta los años cincuenta del siglo pasado, las jóvenes más humildes de los vallesdel Pirineo navarro y aragonés cruzaban a pie las montañas paratrabajar en las fábricas de alpargatas del lado francés. Como lasgolondrinas, marchaban en octubre y regresaban en primavera, llenas de ilusión y cargadas de telas y enseres para el ajuar que constituiríasu aportación a un futuro matrimonio. EsperanzaAyerra es biznieta deEsperanza, una golondrina que cruzó los Pirineos en 1913 y a la que la mayor contienda mundial robó su porvenir. Es nieta de Esperanza,conocida como Perla, que no tuvo padre, ni marido, por el crueldestino de una España dividida. Es hija de Espe, una mujer que setragó sus penas y a la que la historia dejó sin aire. Es el fruto dela frontera entre dos países que se alejan y se acercan cuando suspobladores se enamoran. «Mi bisabuela, como la mayoría de lasroncalesas de su generación, era una golondrina. Con las mujeres deotros valles cercanos, se iban a Francia a trabajar, donde fabricabanalpargatas por siete o diez céntimos de franco la hora... Las llamaban «las golondrinas», hirondelles en francés, porque su emigracióncoincidía con la de estas aves. Se iban en octubre y volvían en mayo o junio, y nunca supieron si las raíces de sus vidas estaban a un ladoo al otro de los Pirineos».