La Europa medieval conoció una notable floración de movimientosconsiderados heréticos por ir, en principio, contra las verdades de fe proclamadas por Roma. En ocasiones, la acusación de herejía trata dereforzar la con controversia política. La imputación genérica deperversión espiritual lanzada contra un oponente tendrá su contrapunto en la autoproclamación de una comunidad determinada como puebloespecialmente favorecido, en virtud de una supuesta e innata pureza de fe. La mayor parte de las veces, sin embargo, estaremos ante elsimple uso de una invectiva contra el rival de turno al que se deseadesacreditar. En el Medievo, puede decirse, y como se expone en estelibro, que la herejía se politiza en la misma medida que la políticase heretiza.