«Gy"rgy Korin detuvo el coche ante la entrada del bar non stop de laestación de autobuses, paró como pudo el motor, se apeó y?como quienestá convencido de encontrar allí realmente, con esas cuatro palabrasen la cabeza, aquello que buscaba después de pasar tres días sumido en un estado etílico?empujó la puerta sin titubear, se dirigiótambaleándose a un hombre solitario, la única persona que se hallabaante la barra, y, en vez de derrumbarse en el acto, tal y como habríacorrespondido a su estado de embriaguez, le dijo, silabeando conenorme esfuerzo: ?Querido ángel, llevo mucho tiempo buscándote?».