No busquen historias Disney ni fábulas morales en estas páginas.Acaban de tropezar con la contundencia y la fuerza de la mejorliteratura mexicana.Antonio Ortuño, en su libro más salvaje, navega entre la sátira y laironía y nos obliga a asomarnos a la doble condición de víctimas yvictimarios que llevamos marcada en la frente.Unas veces nos oprimen y otras oprimimos en el juego de las relaciones y la amoralidad del poder. Esbirros todos: del jefe, del hermano, del policía, del asesino, cuando no de uno mismo. Somos amos, somosesclavos y compartimos la supervivencia y la caída de estospersonajes, que nos asquean, aterran o alarman en la misma medida quenos reconocemos en ellos.