Pulpos violadores, intestinos enamorados, lamidas de córneas,genitales pixelados, cuerpos amputados, torturas imposibles... sonalgunos de los ingredientes más insólitos del eroguro, ese género degéneros netamente japonés que nace de la combinación desenfrenada detres elementos fundamentales: el erotismo, lo grotesco y lo absurdo.Jesús Palacios ejerce de maestro de ceremonias y nos conduce por losrincones más retorcidos y oscuros del planeta eroguro, un mundo deerotismo extremo, corrupción física y moral, decadencia, deformidad ycrueldad, que en su esencia última manifiesta un trasfondo absurdo ynihilista de la existencia, donde se confunden la risa y el horror, el placer y el dolor, lo monstruoso y lo sublime.