La vida de Enero parecía discurrir sin sorpresas por un camino marcado de antemano: estudios, trabajo, boda, hipoteca... hasta que todo setorció y acabó encerrado en un psiquiátrico durante cinco años. Desdeentonces, la medicación le produce lagunas, y para contrarrestarmezcla los tranquilizantes con speed. Sobrevive siguiendo una rutinaexcéntrica cuya razón de ser ya no recuerda: los lunes viaja en trenal pueblo de su infancia, en donde ya no vive nadie, los martes visita a un anciano en una residencia, los miércoles dispara ratas con unacatapulta a la piscina del chalé de su ex, los jueves va a clases dekárate, los viernes conduce un tractor por la ciudad en hora punta,los sábados participa en un programa de radio y los domingos se obliga a ser una planta y no hacer nada. Pero cuando se instala una okupa en el piso de enfrente y se obsesiona con ella, su precario equilibriose va al traste.Álvaro García Hernández (San Antonio, 1976), licenciado en FilologíaHispánica, trabaja como profesor de Lengua Española y Literatura. Esautor del blog " Diario de un dios equivocado " y de varias novelasjuveniles. Ha sido galardonado con el Gran Angular 2016 y el PremioHache 2018.