El individuo no cesa de renacer nunca. Cambia para seguir siendo elmismo. Y puede llegar a sentir la tentación del abismo, o al menos lade desaparecer, la de ser alguien distinto o, a la inversa,multiplicarse.
A veces ocurre que ya no deseamos comunicarnos, dejar nuestra impronta en el tiempo, ni siquiera participar en el presente, que no tenemosproyectos ni deseos, que preferimos ver la vida desde la orilla. Esoes la ausencia.
La ausencia afecta a hombres y mujeres corrientes, llega hasta elfondo de sus seres y se apropia de ellos. Se trata de un estadoparticular que nos deja fuera del tejido social y en el que unodesaparece por un tiempo, pero que, paradójicamente, es necesario para seguir viviendo.
Este libro del sociólogo David Le Breton es esencial para comprenderpor qué tanta gente siente esa «necesidad de ausencia», opuesta alestilo de vida occidental en donde se intenta controlar todo, un mundo marcado por las obligaciones, las exigencias, los compromisos, laapariencia, el estrés, y por la búsqueda frenética de sensaciones. Esahí donde aparece el deseo de desconectar, de hacerse invisible, deausentarse.