Goce del tiempo, de los lugares, caminar es una evasión de lamodernidad, una forma de burlarse de ella, de dejarla plantada, unatajo en el ritmo desenfrenado de nuestra vida y un modo dedistanciarse, de aguzar los sentidos. David Le Breton mezcla en Elogio del caminar a Pierre Sansot y a Patrick Leigh Fermor, pero tambiénhace que Bash´ y Stevenson dialoguen sin preocuparse por el rigorhistórico, pues el propósito de este exquisito libro no radica ahí, se trata solamente de caminar juntos, de intercambiar impresiones, comosi estuviéramos en torno a una mesa en un albergue al borde delcamino, por la tarde, cuando el cansancio y el vino nos hacen hablar,