Este es el libro por el que Marta Sanz estuvo a punto de dejar deescribir. Una novela prácticamente inédita, una novela sin lectores,tal vez porque habla del gusano que corroe el corazón de la manzana en un mundo perfecto. En 2004, año en que fue escrita, Amor fou apuntaba hacia lo mucho que nos cuesta decir que el emperador va desnudo, lohace también hoy, que la presentamos en versión corregida yactualizada. Casi todas las profecías de esta novela se han idocumpliendo: aporofobia, gentrificación, banderas nacionales que ondean en el centro de las plazas, un patriotismo perturbado, el residuofranquista que oxida la convivencia, la brutalidad que se ejerce desde el poder, la okupación, los límites de la democracia y del Estado dederecho en el neoliberalismo, la justicia sin venda en los ojos, lamanipulación pública a la que se someten ciertas vidas íntimas... Laponzoña es la metáfora que nutre una escritura de profundidadespeleológica.Amor fou plantea preguntas en torno a nuestra educaciónsentimental y política. El amor empasta las voces, y la literatura seaparta de la suavidad deslizante de la seducción, para subrayar suviolencia. La mirada del Marqués de Sade más educativo envenena lasmanzanas y el alimento de Los emperadores. Porque posiblemente Amorfou es un cuento de hadas salvaje, de esos que se censuran para noescandalizar a los niños, ni a los adultos que preferirían permaneceren una infancia eterna.En esta historia triangular Raymond, desde suobservatorio, vigila la felicidad conyugal de Adrián y Lala, suantigua novia, y no puede soportarla. Decide intervenir en ella con su mirada evocadora y su presencia disfrazada. Raymond lleva una barbapostiza. Pero hasta las pequeñas maldades pueden tener horrendosefectos secundarios. El peligro se hace más intenso cuando Elisa y suhija Esther, cebada como esos niños canibalizados por la bruja,interfieren en la historia y traen con ellas los incendios, losanónimos, el abuso, las cicatrices y una ridícula caja de bombonesenvenenados.