GUZMAN, TERESA / BORRALLO, PABLO
Viernes Santo y aún no ha terminado el sueño. La silenciosa, y a lavez jubilosa, Madrugá extiende sus brazos para besar la frente de unatarde aletargada. Una tarde latente, una tarde de nostalgia, una tarde inminente. Viernes Santo de gremial señorío en la Carretería, deSoledad franciscana, de callejuelas de Esperanza, de Tres Caídas enSan Isidoro, del silencio sepulcral que anuncia el muñidor de laMortaja y de conversión del Buen Ladrón.Es Viernes Santo. Las tinieblas cubrirán pronto la ciudad y una seriede hechos sobrenaturales concurrirán en el instante supremo. Desde laCava viene expirando un gitano por el puente de la eternidad... elCachorro de Triana agonizando con Sevilla... lo escrito está a puntode consumarse.
Viernes Santo y aún no ha terminado el sueño. La silenciosa, y a lavez jubilosa, Madrugá extiende sus brazos para besar la frente de unatarde aletargada. Una tarde latente, una tarde de nostalgia, una tarde inminente. Viernes Santo de gremial señorío en la Carretería, deSoledad franciscana, de callejuelas de Esperanza, de Tres Caídas enSan Isidoro, del silencio sepulcral que anuncia el muñidor de laMortaja y de conversión del Buen Ladrón.
Es Viernes Santo. Las tinieblas cubrirán pronto la ciudad y una seriede hechos sobrenaturales concurrirán en el instante supremo. Desde laCava viene expirando un gitano por el puente de la eternidad... elCachorro de Triana agonizando con Sevilla... lo escrito está a puntode consumarse.