De ningún personaje suyo habló Marguerite Yourcenar con tantaternura, con tanta profundidad, como de Basho, monje giróvago japonésque vivió en el siglo XVII. Ello, en el primer texto de estarecopilación que la autora misma tituló Una vuelta por mi cárcel ycuya lectura nos deja con un regusto de melancolía. Está sin terminar. Trata de muchos viajes (la travesía de Estados Unidos desde la costaeste hasta Alaska, bajando luego hasta San Francisco, por ejemplo),pero el centro del libro es Japón, su teatro tradicional, sus héroesliterarios como Mishima. La pasión que Yourcenar aporta al espectáculo del kabuki, el respeto y el apasionado interés que le inspiran losactores, poseen la milagrosa frescura de lo recién descubierto, juntocon una increíble capacidad de maravilla y asombro. Una vuelta por micárcel es el recorrido final que Marguerite Yourcenar otorga al mundo, en los últimos años de su vida. La mirada exótica del que se va.