La autora ha escrito esta breve novela como se saca una foto, sinrespirar, buscando la precisión, captando el instante. No tardamos endarnos cuenta al leerlo de que el texto posee en sí mismo el poder desuscitar sentimientos a los que la angustia no es ajena. Provoca elsobrecogimiento a través del cual reconocemos uno de los poderes de la literatura: conferir a las palabras todo su poder explicativo yfigurativo. Es como si Angot levantara ese velo no para asustarnos,sino a fin de que veamos y comprendamos.
«Un texto asombroso, una experiencia de lectura extraordinaria. En elinstante de cerrar este breve volumen, tenemos la certeza de haberleído un libro inmenso» (Sylvain Bourmeau, Libération).
«Un texto poderoso, que lleva la prosa hasta los límites de lo quepuede ser dicho» (Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles).
«La escritora explora a fondo la perversidad de su padre. Una historia implacable y alucinante... Un libro duro, metálico, que nos atrapahasta el final. Sin duda, el mejor que ha escrito hasta la fecha» (C.Ono-dit-Biot, Le Point).