Ana Rossetti contempla las pinturas de Paolo Uccello, Zurbarán oRobert Champin y recrea con gran originalidad la historia de lospersonajes retratados, santos y santas que son arquetipos simbólicos y culturales nuestros, y los traslada a un mundo medieval de dragones,de princesas secuestradas que se rebelan contra esa tiranía, degigantes que sólo son pobres autómatas, de torpes y codiciososcaballeros, y de ángeles y demonios. Todo un mundo lleno de alegoríasque viene a recordarnos que también son verdaderas las cosas que noestán «regidas por el tiempo y la materia». Y, en cada historia, unainvitación a reflexionar: la libertad, la soberbia, el racismo, lasoledad, la experiencia, la política, los marginados, la educación que ofrecemos a nuestros niños o las máquinas de nuestro tiempo.