UNA CIERTA EDAD

UNA CIERTA EDAD

$36.237
IVA incluido
Despacho 15 - 25 días hábiles
Editorial:
(207) ANAGRAMA
Año de edición:
ISBN:
978-84-339-9869-9
Páginas:
336
Encuadernación:
Otros
Idioma:
Castellano
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«Comienzas a tener ?una cierta edad? cuando caes en la cuenta de queun día más es, irrevocablemente, un día menos. íGran descubrimiento,molesta constatación!», dice Marcos Ordóñez en el pórtico de estevariadísimo dietario, que abarca de 2011 a 2016. En él afirma también: «Un dietario suele escribirse por diversos motivos. Los míos diríaque son tres: tratar de sujetar lo que escapa del paso de los días,pensar con un poco de calma, y correr en libertad, jugando con tonos y géneros.»Ordóñez entiende los dietarios como unas memorias con otra forma,mitad «autobiografía en clave íntima» y mitad «libro de horas (odeshoras), escrito de noche y para ser leído de noche». Y que revele,señala, el «vagabundeo mental» del escritor, «los vaivenes,convicciones y contradicciones de su pensamiento en su faceta másensayística, de tentativa». Pero hay mucho más.En Una cierta edad, el lector va a toparse con cuadernos escritos a lo largo de cuatro años, donde desfilan destellos de infancia,adolescencia y anteayer, crónicas breves, artículos de madrugada,apuntes al sesgo, microrrelatos, pequeños poemas, humoradas luminosaso bromas oscuras de la existencia? Y también alegrías de lasestaciones, ecos de sabidurías ajenas, pensamientos sobre laescritura, el teatro, la crítica, la música y otras artes, notas delectura, de revisiones, de paseos, espejos y espejismos, sueños ypesadillas, «y el intento, reiterado por torpeza, de ?arrancar deltiempo lo transitorio apasionado?, como pedía Patrick Kavanagh».
Marcos Ordóñez encuentra en su paseo esquinas inusitadas, y gentes ycosas sorprendentes, recolecta aforismos tímidos, se pasma ante elavance de los años, y camina con el miedo o la felicidad pintados enla cara. Se reencuentra con muchos compañeros de viaje: escritoresqueridos (Capote, Salter, Modiano, Ferrater, Handke, Auden, Chandler,Casavella, Raúl Ruiz, Charles Simic, Bernard Frank), diaristas decabecera (Renard, Flaianno, Uriarte, Vidal-Folch) o maestros teatrales (Núria Espert, Mario Gas, Lluís Pasqual, Julia Gutiérrez Caba,Alfredo Sanzol, Toni Servillo, Peter Brook), y vuelve a escucharcanciones de Dylan, Johnny Cash, Paul Simon, Montand, Mina, Sinatra?Cambian las luces, las ciudades y los estados de ánimo, la «ciertaedad» del título le «permite fantasear con la presunción de que enalguna parte de este libro quizás se encuentre mi esencia sinargumento, mi voz hecha de muchas», y al final del paseo reconoce tres señales de que el día ha sido bueno: «Si he atrapado un momento debelleza, si he reído con alegría al menos una vez, y si he podidodecir: ?Bueno, creo que tengo un borrador, mañana lo paso a limpio.?».

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