Que las empresas se orienten a los negocios, que los jóvenes yejecutivos sueñen con su independencia, que los parados y las amas decasa busquen el autoempleo, que los emigrantes se jueguen la vida,refleja una tendencia mundial inadvertida de nuestro tiempo: un adiósal calor de la nómina y al de otros refugios en donde se puedencongelar. Con su deseo común de arreglárselas por sí mismos,característica esencial de los hombres de negocios, desarrollan elinstinto de saber comprar, vender y hacer clientes. Su capacidad deiniciativa y deseos de crecer, hoy más que nunca, es ya el leitmotivde millones de personas."Un adiós a la empresa" anima a arriesgar ynos hace pensar. Sus enseñanzas sirven para dirigir un país,administrar una pequeña red de gasolineras o llevar la zapatería de la esquina. Con su lectura se entiende mejor lo que nos rodea, pero,sobre todo, se pierde el miedo a realizar nuestros deseos.