«Nadie toca los libros como Marchamalo», afirma Luis Mateo Díez: hayuna melodía interior y secreta que tiene que ver con el tacto y laemoción de algún sentimiento oculto, de esos que no se confiesan, deesos que solo pueden leerse. Tocar los libros, en esta nueva ediciónampliada, sigue siendo ese talismán en el que sus lectores se llenande una suerte de simbólica complacencia.