Una perseverante llamada al lector a conocer la realidad quehabitamos, a hacerle consciente de que los vínculos humanos seencuentran en el origen de los cuidados. Una llamada, en definitiva, a cambiar de rumbo esta humanidad herida, desde la ética del cuidadoque anhela la justicia.«El tiempo no ha concluido, la desgracia no tiene la última palabra,cada una de estas flores, de estos artículos, de sus formas y coloresdistintos, de sus matices, de su atractivo, nos está invitando a leer, pensar, vivir, trabajar, reunirse, amar, a ser más humanos, a serfelices, a alcanzar una plenitud posible para cada uno y paratodos».«Vislumbrar aquellas decisiones personales y colectivas que nos ayuden a humanizar la vida que vivimos y a cuidar la vida de la que formamos parte».
Una perseverante llamada al lector a conocer la realidad quehabitamos, a hacerle consciente de que los vínculos humanos seencuentran en el origen de los cuidados. Una llamada, en definitiva, a cambiar de rumbo esta humanidad herida, desde la ética del cuidadoque anhela la justicia.«El tiempo no ha concluido, la desgracia no tiene la última palabra,cada una de estas flores, de estos artículos, de sus formas y coloresdistintos, de sus matices, de su atractivo, nos está invitando a leer, pensar, vivir, trabajar, reunirse, amar, a ser más humanos, a serfelices, a alcanzar una plenitud posible para cada uno y paratodos».«Vislumbrar aquellas decisiones personales y colectivas que nos ayuden a humanizar la vida que vivimos y a cuidar la vida de la que formamos parte».