La Tetuán de Esther Bendahan está llena de color, del aroma de lainfancia. De origen sefardí, su familia mantuvo siempre su vínculo con España a donde vuelve de niña. El lenguaje de los siglos de susantepasados volvió a ella atravesado por la luna otomana de su ciudadnatal.Es la Tetuán que se percibe con el corazón, con la intensidaddel color que tienen los recuerdos, con la singularidad de la lenguaJaquetí que nuestra cultura absorbe y las recetas heredadas, en lasque se mezcla el amor y el respeto hacia nuestros antepasados.