En octubre de 1974 Georges Perec se instaló durante tres días seguidos en la plaza Saint-Sulpice de París. En distintos momentos del díaanotó todo lo que veía: los acontecimientos cotidianos de la calle, la gente, los vehículos, los animales, las nubes, el paso del tiempo.Hizo listados de todos aquellos hechos más insignificantes de la vidacotidiana. En definitiva, nada, o casi nada.Pero su mirada, de una percepción humana única, vibrante,impresionista y variable ùigual que la visión pictórica de Monetfrente a la catedral de Ruánù, recogió los mil pequeños detallesimperceptibles que componen la vida de una gran ciudad, de un barrioconcreto de una gran ciudad: las innumerables y sutiles variacionesdel clima atmosférico, de la luz, de los escenarios, de todo lo queestá vivo. Autobuses, perros, transeúntes, turistas. "Lo que ocurrecuando no ocurre nada, solo el paso del tiempo, de la gente, de loscoches y de las nubes."Un texto magistral en el contexto de la obra de Perec que ha alcanzado en la actualidad el rango de clásico de la literatura.