Cuando Simón se disfrazaba de oso, sabía que no era un oso. Pero lohacía tan bien como si de verdad lo fuera! Otras veces preferíadisfrazarse de lobo. A veces de lobo bueno. Y otras, de lobomalo.Simón, durante el tiempo que iba disfrazado, se olvidaba del otro Simón: ese niño que nunca sería capaz de hacer tantas cosas! Aunquequizá haya algún disfraz que pueda quitar el miedo a los niñosmiedosos...