Siempre nos quedará Beirut recorre audiovisualmente los episodiosviolentos sufridos en el Líbano desde 1975 y demuestra cómo laspelículas, conformando en su conjunto una filmografía completa ydiversa, son una herramienta que sirve para preservar la memoriaíntima, colectiva y nacional de un país. A lo largo de sus capítulos,somos testigos del modo en que la sociedad civil libanesa, y enconcreto sus cineastas, responden al horror de la guerra. Así, a pesar de las diferencias religiosas o de clase social entre éstos, su obra, en conjunto, crea una memoria histórica regional que refleja yreflexiona en torno a cómo la sociedad civil no sólo se resiste a laviolencia, sino que construye y reconstruye lo que ésta destruye.Lejos del silencio o la propaganda, el cine libanés es la manifestación que cuestiona y hace público lo que ocurre en el interior de las casas,dejando constancia de la historia no narrada por los noticiarios, dela cotidianidad golpeada por las decisiones políticas de un sistemamundial que no tiene en cuenta la vida de las personas y sus anhelosmás sencillos y, por ello, más profundos.Este libro se perfila comouna obra fundamental para quienes quieran adentrarse en la historiacontemporánea de Oriente Medio y del cine mundial.