Margaret Mead examina el problema de las relaciones entre personalidad y cultura a través del estudio de la psicología de los sexos endistintas sociedades. Y llega a una conclusión sorprendente: losdistintos rasgos psicológicos que en nuestra sociedad atribuimos altemperamento femenino y al masculino no constituyen el producto de undeterminismo biológico, sino que derivan de una particular estructuracultural, de modo que en otras culturas tales diferencias pueden noexistir o darse de manera muy diferente o incluso opuesta. Estedescubrimiento arrojó en su día nueva luz sobre la crisis de lapersonalidad del hombre y la mujer contemporáneos, que la autoraexamina basándose en los resultados de sus investigaciones.