La búsqueda incansable de una autoestima sana se ha convertido en unareligión tiránica. Nuestra cultura ultra competitiva nos indica quetenemos que estar por encima de la media para sentirnos bien connosotros mismos, pero siempre hay alguien más atractivo, más brillante o más inteligente.Por suerte, existe una alternativa a la autoestimay muchos expertos consideran que representa un camino mejor y máseficaz hacia la felicidad: la compasión hacia uno mismo. Lainvestigación llevada a cabo por Kristin Neff y otros importantespsicólogos indica que las personas que se muestran compasivas con susfracasos y sus imperfecciones disfrutan de un mayor bienestar queaquellas que se juzgan a sí mismas continuamente.