MARCHAMALO, JESUS / SANTOS, ANTONIO
«Tenía Baroja un gato, negro como el de los cuentos de brujas, y dosabrigos. Uno oscuro, de paño, de diario, algo raído, y otro queguardaba en el armario, gris, para las ocasiones especiales. Con él ycon un pañuelo de seda blanco al cuello, como el de un aviador debiplano, grabó un día para el cine, los pasillos de la casa cruzadosde cables y las habitaciones cubiertas de esa luz homicida de losfocos. ¿Todo esto consumirá mucha electricidad, no?, preguntaba conpersistente racanería.»
Así comienza este retrato de Pío Baroja que Jesús Marchamalo y Antonio Santos se han regalado mutuamente y que ahora es también un regalopara nosotros.