Eugenio Cirauqui, comandante del ejército republicano, está enroladoahora en las filas de la Francia Libre. Es agosto de 1944 y con sushombres, españoles exiliados como él, avanza hacia París cuando setopa con el château de Balincourt. Es el retorno a un lugar queconoció muchos años atrás, cuando era agregado militar en la embajadaespañola. Un lugar con una capilla y una cripta que guarda lossepulcros de tres personas cuyas muertes, de diverso modo, serelacionan con hechos de su propia vida.