«Leemos a Rilke por su poesía y su prosa, por su novela Los cuadernosde Malte Laurids Brigge y por los centenares, si no miles, de cartasque dejó, aunque también parece haber otro motivo importante: anuestro entender, la suya es en sí misma el mejor ejemplo de vida deun artista moderno y quizá el modelo más puro y perfecto en suinfatigable búsqueda de la belleza [...] A diferencia de Goethe, másque un ineludible representante de su tiempo, Rilke era un elegantesigno de interrogación en el margen de la historia».