En Razón cálida. La relación como lógica de los sentimientos, CarlosDíaz expone y demuestra, animado como está por el fulgor delpersonalismo cristiano que profesa, dónde enraiza el postrerodesfallecimiento (que no quiebra, que no consunción última) de laIlustración, a saber, en la gelidez (tantas veces siniestra) de unarazón que llega a la absoluta egolatría de concebir todo lo que no esella como No-Yo, informe territorio de lo que todavía refracta a sudominio, pero no expone y demuestra, Carlos Díaz, para entregarse acomplacencias posmodernas, o al derrotismo vagamente melancólico enque consiste su reverso, sino para trazar las líneas -personalistas ycristianas- de una segunda Ilustración, si se puede decir así, dondeel patronato de la razón se encuentra articulado (y no accidentalmente acompañado) por la inteligencia sentimental que nos arroja al tú, alojo que es tal "porque te ve".