A sus cincuenta años, y tras lograr la prosperidad de Egipto, Ramsésno puede disfrutar aún de la tranquilidad de la edad madura. Ahoradebe mantener la paz y sortear cuantos obstáculos puedan amenazar laestabilidad de su imperio. Pero lo que Ramsés no puede impedir es elpaso del tiempo. Y cuando inexorablemente llega la vejez, Ramsés sesienta bajo la sombra de una acacia para emprender su último viaje.