GALLARDO RODRIGUEZ, ALMUDENA / GALLARDO RODRÍGUEZ Y OTROS, ALMUDENA
Para un matemático hablar de la igualdad no deja de ser parte delpropio oficio, y por eso no he podido resistirme a comenzar esteprólogo con una frase lapidaria de Pitágoras de Samos, reconocidofilósofo de la antigua Grecia, que ha pasado a la historia como elprimer matemático puro, recordado por un famoso teor ema que lleva sunombre, sobre cuya vida y enseñanzas merece la pena profundizar, másallá del carácter de leyenda que algunas de sus doctrinas hanadquirido con el paso del tiempo Pero para el matemático de vocaciónque escribe estas líneas, la igualdad es ante todo la convicción de un principio irrenunciable, el de la convivencia entre personas, hombres y mujeres, que tienen el mismo valor. Desde ese sentido profundo, lafrase que Pitágoras dejó grabada para la Historia (de la humanidad yde las matemáticas) no está obsoleta y desfasada, sino que tiene unsignificado trascendente y de plena actualidad en este siglo XXI en el que, por desgracia, no hemos conseguido alcanzar la igualdad plena,real y efectiva entre mujeres y hombres. Qué triste y qué cruel,contemplar cómo siguen perviviendo los estereotipos, el machismo, ladiscriminación, la brecha salarial y el techo de cristal, que sitúan a la mujer en una posición inferior y subordinada al hombre, todo elloa pesar del enorme avance que hemos efectuado en nuestra Legislación.Qué sociedad tan horrible es ésta, donde la violencia de género siguesumando crímenes.