AA.VV
Se llamaba Simón, era pescador en el lago de Galilea. Llegó aconvertirse en Pedro, roca sobre la que Cristo establece su Iglesia.Primer llamado, primero en la lista de los apóstoles, es también,quizá, el más frágil de todos, en todo caso, es aquel del que losevangelios no borran sus debilidades ni sus extravíos. Una relecturaatenta de cada evangelio permite acercarse, por una parte, al"misterio" de este hombre con un destino singular, y, por otra, a loselementos del "ministerio de Pedro", ejercido actualmente por el papaFrancisco y que es uno de los grandes desafíos para la comunión entrelas Iglesias.