Allá por el mes de noviembre del año 2017, Marta, de seis años,dibujaba su timidez sobre un papel blanco inmaculado: un sol, unhorizontal campo verde esperanza y sobre una piedra un insecto bañadoen un color rojo carmesí.Papá, ¿te gusta la Mariquita que he dibujado, cuantos puntitos tieneuna Mariquita?, pregunta la pequeña, ¡si!, me encanta, y puntos, puesno sé, los que le pongas tú, Marta.¿Qué te parece si le damos vida a ese dibujo tan bonito, le ponemos el título de la Mariquita Margarita, nos inventamos un cuento?, pregunta papá, ¡sí!, me gusta, ¡no!, más aún, me encanta, grita muy felizMartita.Y nació un trabajo, aunque preferimos decir que hemos inventado unjuego, consistente en una hermosa colaboración de una hija con supapá, o de un papá con su hija.
Allá por el mes de noviembre del año 2017, Marta, de seis años,dibujaba su timidez sobre un papel blanco inmaculado: un sol, unhorizontal campo verde esperanza y sobre una piedra un insecto bañadoen un color rojo carmesí.Papá, ¿te gusta la Mariquita que he dibujado, cuantos puntitos tieneuna Mariquita?, pregunta la pequeña, ¡si!, me encanta, y puntos, puesno sé, los que le pongas tú, Marta.¿Qué te parece si le damos vida a ese dibujo tan bonito, le ponemos el título de la Mariquita Margarita, nos inventamos un cuento?, pregunta papá, ¡sí!, me gusta, ¡no!, más aún, me encanta, grita muy felizMartita.Y nació un trabajo, aunque preferimos decir que hemos inventado unjuego, consistente en una hermosa colaboración de una hija con supapá, o de un papá con su hija.