HINO, HIDESHI / HOSHINO, YASUSHI
Esta es la escalofriante confesión de un pintor anónimo cuyafascinación por el horror le arrastró al infierno. Un pintor quetrabajaba en un cuarto donde nunca penetraba la luz del sol. Con lascontraventanas de su estudio perpetuamente cerradas, el pintor pintaba únicamente escenas apocalípticas y repletas de sangre. La pinturaroja la extraía de su propio cuerpo, siempre repleto de cortes que élmismo se hacía. En el exterior, los cuervos volaban recortándosecontra el sol del atardecer, trazando círculos, como si danzaran. Unpoco más allá, frente a la casa del pintor, la hoja de la guillotina,purificada con agua bendita, caía una y otra vez, segando cabezasmientras el artista de lo macabro se afanaba en captar la belleza delhorror y de la sangre.