Esta es la audaz hipótesis del filósofo y periodista Miguel Wiñazki,para quien el montaje de la noticia no es un proceso gestado solo porlos medios que la emiten, sino también por las audiencias que ladesean.Hace diez años Wiñazki desarrolló esta teoría fascinante e innovadoraque explica el comportamiento en apariencia caprichoso de las "tribusmasivas" que aceptan ciertas noticias, aunque no haya elementosinformativos reales para sustentarlas, y rechazan las que están bienfundadas.Así como los monjes medievales "veían" fantasmas y amaban susapariciones, las audiencias de hoy conviven y disfrutan con losfantasmas contemporáneos: Alfredo Yabrán, Ángeles Rawson, CarlitosMenem y los muertos de Malvinas son algunos de los casos másllamativos.