COMTE / SPONVILLE, ANDRE / COMTE SPONVILLE,ANDRE
?Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente?, escribió Françoisdela Rochefoucauld. Y, cuando menos, esto los diferencia del sexo:pues pocos son los hombres y las mujeres que le temen y se privan demirarlo fijamente.¿Por qué, si me dispongo a hablar de la sexualidad,he pensado en en esta frase para titular mi libro? Tal vez porque loesencial, también en el sexo, escapa a la mirada, o la ciega, en superpetuo intento de fascinarla. El sexo es un sol, el amor, queprocede de él, se recalienta o se consume. Y todos podríamos decir que somos amantes: no porque seamos los únicos que tenemos relacionessexuales, ni los únicos que amamos, sino porque el sexo y el amor,para nosotros, son problemas que es preciso afrontar o superar, sinconfundirlos ni reducirlos el uno al otro.
Esto es lo que, al menos, define una parte de nuestra humanidad: elhombre es un animal erótico.
Y esta es precisamente la tesis que planea en los tres capítulos delos que se compone el libro dedicados, respectivamente, al amor, en el que se abordan los temas del Eros o el amor como pasión, la filía, ola dicha de amar, el ágape, o el amor sin fronteras, para pasar, en el segundo capítulo, a reflexionar sobre la sexualidad, el erotismo y el deseo, y concluyendo, en el tercer capítulo, con las consideracionessobre la amistad y la pareja.
En la estela de una de sus anteriores obras, El amor, la soledad,Comte-Sponville nos ofrece la visión más clara y profunda a la vez delo que significa amar y del papel del sexo y el amor en nuestrasvidas.