El muchacho listucu que en los años cincuenta pastoreaba ovejas en las laderas de Peña Labra se convertiría en 2003 en presidente deCantabria. Esta es su historia. Y nos la cuenta con ese estilo únicoque lo ha hecho popular y querido, con sentido del humor ynaturalidad.Miguel Angel Revilla nos dibuja una España de penuria yesfuerzo que ya no existe. Y relata con viveza cómo, con tesón,animado por el amor a la tierra que lo vio nacer, consiguió alcanzarlas más altas responsabilidades. La semblanza que traza en estaspáginas de personalidades como el rey Juan Carlos, José María Aznar,José Luis Rodríguez Zapatero o Emilio Botín huye de lo convencional ynos descubre la cara más humana y terrenal del poder. Pero Revilladescribe también, de forma hilarante a veces, sus relaciones con lostaxistas, sus «meteduras de pata» en la boda del Príncipe Felipe, sucolaboración con Andreu Buenafuente?Cuando aborda los temas que máspreocupan, no se muerde la lengua: fustiga con dureza a los «listos»que han provocado la crisis económica y denuncia con crudeza y sinreservas a quienes han enfangado una actividad tan noble y vocacionalcomo la política.Pocos dirigentes, y menos aún en activo, se hanatrevido a un ejercicio de sinceridad como el que recorre estaspáginas. Pocos son los que tienen la chispa y la habilidad narradorade Miguel Angel Revilla.