En 1682, en su Sevilla natal que pocas veces abandonó, BartoloméEsteban Murillo nos cuenta su vida en primera persona, en una novelaintimista que también nos permite disfrutar de la vieja Hispalisromana en el siglo xvii, de sus costumbres y forma de vida cuando erala ciudad más poblada del Imperio español, puerto de entrada y salidade la Flota de Indias, cordón umbilical que unía la metrópoli con susinmensas colonias. Así, Murillo nos habla de su formación como pintor?su obra se cotizó en vida del artista, dentro y fuera de nuestrasfronteras, como la de ningún otro?, sus amores de mozo y su boda conBeatriz, el amor de su vida, o su amistad con Velázquez y Zurbarán.Murillo fue un gran sevillano, que, junto a personajes como el condeduque de Olivares, Justino de Neve o Miguel Mañara, sacaron a laciudad de la postración en que se hallaba tras la dramática peste de1649.