El narrador de Mi verdadera historia es un adolescente de doce añoscomo otro cualquiera, con sus miedos, inseguridades y deseos de nuevas experiencias. Un día, volviendo del colegio, arroja una canica desdeun puente y ocasiona un accidente de tráfico que acaba con la vida detoda una familia. Sólo se salva Irene, una chica de su edad, que queda tullida. A partir de ese momento, la culpa va cobrando forma en sumente y el protagonista halla en este hecho delictivo (convertido ensu gran secreto) y en su obsesión y su amor por Irene la única salidaa un entorno familiar que se desmorona mientras sus padres sedivorcian. Con su peculiar estilo y humor personalísimo, Juan José Millás nospresenta en esta novela un retrato de los años de adolescencia, unaépoca de tránsito hacia la edad adulta. Entre la osadía y lafragilidad, el protagonista cuenta todo aquello que no se ha atrevidoa confesar hasta ahora. «Millás: ocurrente, descabellado, familiar e inquietante. Siempreinconfundible», J. A. Masoliver Ródenas, Cultura/s, La Vanguardia
El narrador de Mi verdadera historia es un adolescente de doce añoscomo otro cualquiera, con sus miedos, inseguridades y deseos de nuevas experiencias. Un día, volviendo del colegio, arroja una canica desdeun puente y ocasiona un accidente de tráfico que acaba con la vida detoda una familia. Sólo se salva Irene, una chica de su edad, que queda tullida. A partir de ese momento, la culpa va cobrando forma en sumente y el protagonista halla en este hecho delictivo (convertido ensu gran secreto) y en su obsesión y su amor por Irene la única salidaa un entorno familiar que se desmorona mientras sus padres sedivorcian.
Con su peculiar estilo y humor personalísimo, Juan José Millás nospresenta en esta novela un retrato de los años de adolescencia, unaépoca de tránsito hacia la edad adulta. Entre la osadía y lafragilidad, el protagonista cuenta todo aquello que no se ha atrevidoa confesar hasta ahora.
«Millás: ocurrente, descabellado, familiar e inquietante. Siempreinconfundible», J. A. Masoliver Ródenas, Cultura/s, La Vanguardia