Un día de invierno un anciano imponente entra en la consulta deldoctor Saga. Al desnudarse deja al descubierto el gran dragón tatuadoque cubre su espalda. Está enfermo, y su enfermedad ya no tiene cura.Lo sabe, y solo quiere alguna inyección cuando le duela. El doctoracepta, con el deseo de llegar a escuchar el relato que guarda elinteresante personaje. Al cabo de un mes, el doctor se acerca a casadel anciano, y el hombre empieza a desvelarle su historia.
La vida de Eiji Ijichi se torció cuando tenía quince años. Apartado de su familia, fue
adentrándose en los bajos fondos japoneses, ingresó en una de lasfamilias de la yakuza que controlaban los garitos de juego, fue aprisión.
Es una historia insólita, un testimonio sin par del Japón de laprimera mitad del siglo xx.