Jaime Giménez Arbe, bautizado por la Policía como El Solitario, no essolamente un expropiador de bancos. Provisto de una concienciapolítica y de un bagaje cultural y existencial nada común, en estaautobiografía, escrita a mano, relata los motivos que le impulsaron aconvertirse en un «expropiador», en lucha permanente contra elcapitalismo. Narra también sus relaciones con el movimiento anarquista europeo y con el nacionalismo corso. Igualmente, desmonta la farsajudicial que le condenó a 40 años de reclusión por la muerte de dosguardias civiles.