SON LOS DOS TITANES DE LA INDUSTRIA DEL COMIC, la Coca Cola y la Pepsi de los superhéroes, y durante más de 50 años Marvel y DC han estadoenzarzadas en una épica batalla por la supremacía en el negocio delspandex. Lo que está en juego no son solo las ventas, sino larelevancia cultural y los corazones de millones de aficionados.Para muchos devotos, Marvel está ahora en la cima. Pero durante granparte de principios del siglo XX, DC fue la líder indiscutible tras el lanzamiento del género del superhéroe americano con la publicación en 1938 de la serie de Superman de Joe Shuster y Jerry Siegel. Lostítulos de DC vendían millones de ejemplares cada año, y casi todoslos norteamericanos estaban familiarizados con sus icónicospersonajes. Superman, Batman, Wonder Woman? DC los tenía todos.Y entonces, en 1961, una advenediza editorial apareció de la nada para sacudirle un bofetón en los morros a la poderosa DC. Con lapublicación de Fantastic Four n.º 1, Marvel cambió la forma de hacersuperhéroes. El guionista y editor Stan Lee, el artista Jack Kirby ylos talentosos miembros del Bullpen de Marvel desplegaron una serie de deslumbrantes nuevas creaciones, entre las que se incluyen Avengers,Hulk, Spider-Man, X-Men e Iron Man. El auge de Marvel dividió para siempre a los aficionados en dos tribus enfrentadas. De repente, la pregunta más reveladora que podíasplantear a un amante de los superhéroes pasó a ser, "¿Marvel oDC?".MARVEL VS DC, el primer libro que relata la historia de este épicoenfrentamiento en una única y detallada narración, es la historia dela mayor rivalidad corporativa jamás contada. Con entrevistas a los nombres más destacados de la industria, MARVELVS DC revela el arsenal de argucias que las editoriales han utilizadoen su empeño por aventajar a la competencia, ya sea robar ideas,birlar empleados, colocar espías, plagiar personajes o decretarguerras de precios. La contienda jamás ha llegado a desaparecer porcompleto, y hierve a fuego lento hasta el día de hoy. En todo caso,con los personajes de DC y de Marvel convirtiéndose en iconos globales valorados en millones de dólares, nunca ha habido tanto en juego.