¿Fue Picasso un Midas moderno, que no sólo transformó los desechos dela vida cotidiana en el oro del "collage" cubista, sino que ademásotorgó un valor nuevo a la obra de los grandes maestros? ¿O fue unmonstruo falsificador que, sin piedad, tomó por asalto los estilosajenos? Rosalind Krauss sugiere que la razón por la cual todavía nosplanteamos esas preguntas reside en que el propio modernismo es unsalón de espejos, en el cual "falso" y "auténtico" son dos aspectos de una misma condición.
En una lectura paralela de las tendencias literarias, musicales ypictóricas de la década anterior a la Primera Guerra Mundial, Kraus se acerca con una extraordinaria lucidez a la etapa del "collage " dePicasso y sitúa esta técnica en un espacio «donde el signo escapa a su condición icónica de semblante para emprender el incesante juego designificación, abierto a lo simbólico». Picasso, conocido por suincansable búsqueda de nuevas formas de expresión, cambia radicalmente de estilo después de la Primera Guerra Mundial. ¿Qué significadotiene su vuelta al neoclasicismo, su interés por el pastiche? ¿Es unatraición del espíritu moderno? La autora interpreta la integración yapropiación de otros estilos como sublimación de "los bajos instintos" del propio cubismo, como un retorno depurado a lo real en el estiloclaro y limpio del neoclasicismo, lo que permite a Picasso elaborar su propia forma de practicar lo prohibido.