Carlos Iribarren y Gastón Miranda, los protagonistas de cada una delas dos historias que se entrelazan en Los Nenes, ya han pasado lossetenta años. El primero, Iriba¡rren, «un escritor, más bien secreto,de diarios, pensa¡mientos políticos y reflexiones en torno al devenirdel mundo», viajará a encontrarse con un amor de juven¡tud. Fernández, entonces veinteañero, le seguirá los pa¡sos de cerca, hasta verseinvolucrado. La historia del no¡velista Miranda y sus amigotes es elrelato de un grupo más bien disparatado, de conversaciones crueles yabsur¡das, donde no queda títere con cabeza. Generaciones distantes se encuentran en ese territorio despojado de toda solemnidad. Sucesosnimios que terminan en enre¡dos, humor negro, enfermedadesimpresentables. El na¡rrador, uno más de la pandilla, retrata parte de la vida cotidiana de este lote de chilenos carnavalescos, paraquienes hasta lo más sagrado es digno de volverse terre¡nal. Comotelón de fondo, el año en que murió Pino¡chet: su entierro, el entorno político, la comidilla cultu¡ral, sobremesas de bar, comilonas llenas de alboroto.